
Griet se rinde cada vez más a los encantos de Vermeer, si bien no puede estar segura de los sentimientos del pintor hacia ella. Finalmente, el maquiavélico Van Ruijven, consciente del grado de intimidad existente entre el maestro y la sirvienta, se las ingenia para que Vermeer reciba el encargo de pintar a Griet sola. El resultado será una de las mayores obras de arte jamás creadas, pero... ¿A qué precio para Griet?
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