
Kika solo consigue hacer hechizos disparatados: primero invoca la presencia de monos en su habitación y los convierte a todos en cabritos, además de inundar de agua su clase. Por eso, Héctor se empeña en explicar a Kika que con esos lamentables hechizos nunca jamás podrá ser la sucesora de Surulunda. Y mientras Kika intenta convertirse rápidamente en una buena bruja durante su "periodo de prueba", el hechicero Hieronymus, deseoso de conquistar el mundo, vuelve a la carga con su no menos maligno perro faldero Serafim, dispuesto a apoderarse por fin del libro de brujería y dominar el mundo de una vez por todas...
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