
Antes de que pueda llevar esa idea a la práctica, sin embargo, Merriweather es encontrado muerto en su casa, en un crimen que es cometido simulando un robo chapucero. Junto al mejor agente investigador del Servicio Secreto, David Breckinridge (una volátil combinación de estricta observancia de las normas y temperamento) y Jill Marin (una dura, insolente y ambiciosa joven agente que acaba de licenciarse con el número dos de su promoción en la Academia del Servicio Secreto), el trío empieza a desentrañar lo que parece ser un complot interno para asesinar al presidente. Algo que nunca ha sucedido en los 141 años de historia de la institución.
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